La madre es un ser tan frágil y a la vez tan fuerte; pues es tan frágil en cuanto a daño espiritual, pues hay hijos que la dañan de esa manera y su corazón se marchita por el sufrimiento, pero es tan fuerte a la vez.
La madre al llevar en su vientre a su hijo en respuesta de su amor, da a luz y lucha por él o por ella hasta el final, pudiendo derribar cualquier enemigo, carga o problema que surja en la vida de sus hijos.
El vínculo entre una madre y su hija es muy hermoso, y por eso vale la pena cultivarlo con mucho esmero para que puedan tener una buena relación. A medida que nos hacemos mayores comenzamos a valorar mucho más a nuestras madres, a diferencia de cuando éramos adolescentes, y por lo tanto queremos tener una buena relación para poder ser como ellas.
¿Qué puedes hacer?
Si sientes que la relación con tu madre pudiera ser mucho mejor, y quieres empezar a tomar acciones para que puedan hacerse buenas amigas, hay varias cosas que puedes hacer al respecto.
Ama a tu madre
Lo primero que debes hacer es demostrarle mucho amor y cariño a tu madre, no importa si ella no es amorosa contigo. A veces lo que se necesita para tener una buena relación con alguien es dar el primer paso, así que demuéstrale lo mucho que la amas con besos, abrazos y al estar pendiente de ella.
Habla siempre con ella
Una buena relación se basa en una buena comunicación, por lo que puedes sentarte con ella a tomarte un café y charlar sobre varias cosas. Así pasarán un rato muy entretenido y se fortalecerán los lazos entre ustedes.
Llévale regalos
Los regalos son una forma muy bonita de mostrar afecto, y que ayudan a fortalecer una relación. No necesariamente tienes que comprarle algo costoso, lo importante es que puedas tener un buen detalle con ella. Puedes llevarle su comida favorita, o comprarle unos lindos zarcillos, o cualquier detalle que la haga sentir especial.
Cuando viniste a este mundo, Ella te sostuvo en sus brazos. Tú se lo agradeciste gritando.
Cuando tenías un 1 año, Ella te alimentaba y te bañaba. Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.
Cuando tenías 2 años, Ella te enseñó a caminar. Tú se lo agradeciste huyendo de Ella cuando te llamaba.
Cuando tenías 3 años, Ella te hacía todas las comidas con amor. Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.
Cuando tenías 4 años, Ella te dio unos lápices de colores. Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.
Cuando tenías 5 años, Ella te vestía para las ocasiones especiales. Tú se lo Agradeciste tirándote enlodándote a más no poder.
Cuando tenías 6 años, Ella te llevaba a la escuela. Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!
Cuando tenías 7 años, Ella te regaló una pelota. Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.
Cuando tenías 8 años, Ella te trajo un helado. Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.
Cuando tenías 9 años, Ella té pago unas clases de piano. Tú se lo agradeciste nunca practicando.
Cuando tenías 10 años, Ella te llevaba con el auto a todas partes de Gimnasio al partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas. Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.
Cuando tenías 11 años, Ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película. Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.
Cuando tenías 12 años, Ella te aconsejó que no miraras ciertos programas. Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.
Cuando tenías 13 años, Ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda. Tú se lo agradeciste diciéndole que Ella no tenía gusto.
Cuando tenías 14, Ella té pagó un mes de vacaciones en el campamento de verano. Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.
Cuando tenías 15, Ella venía de trabajar y quería darte un abrazo. Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.
Cuando tenías 16, Ella te enseñó cómo manejar su coche. Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías.
Cuando tenías 17 años, Ella esperaba una llamada importante. Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.
Cuando tenías 18, Ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela. Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.
Cuando tenías 19 años, Ella té pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas. Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio, así no te sentirías avergonzado ante tus amigos.
Cuando tenías 20 años, Ella te preguntó si estabas saliendo con alguien. Tú se lo agradeciste diciéndole: «A Ti no te importa eso»
Cuando tenías 21 años, Ella te sugirió algunas carreras para tu futuro. Tú se lo agradeciste diciéndole: «No quiero ser como Tú.»
Cuando tenías 22, Ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad. Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.
Cuando tenías 23, Ella te dio algunos muebles para tu primer departamento. Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.
Cuando tenías 24, Ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro. Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste «¡Cállate!».
Cuando tenías 27, Ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo. Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad del país.
Cuando tenías 30, Ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé. Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.
Cuando tenías 40, Ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá. Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.
Cuando tenías 50, Ella se enfermó y necesitó que la cuidaras. Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres hacia los hijos.
De repente, un día………….,
Ella silenciosamente MURIOOOO……!!!!. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.
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